jueves, 18 de enero de 2007

LA MALDICIÓN DE LA ESCRITURA

Escribir no es hacerse un mundo a nuestra medida?
No es vaciar todo lo que llevamos dentro?
Como bien dijo Ciorán "al escribir uno se vacía". Por eso creo que escribo, para sacar a mis fantasmas y demonios. Mi asco se libera en una hoja y así puedo seguir viviendo. Mi rabia y mis ocasos se sitúan en una geografía exterior a mi cuerpo, por eso sigo vivo. Si no pudiera escribir seguramente me autodestruiría, me desmoronaría dentro de mí y yo mismo mordería los bordes de mi persona mutilada, descompensada por no poder vomitar lo que llevo dentro. La escritura es eso, un vómito literario, una especie de exorcismo natural transformado en oficio.
Estoy muy lejos de ganarme la vida escribiendo, pero estoy seguro de que si no lo hiciera estaría realmente perdido. El escribir es una forma de supervivencia, es un tronco que me mantiene a flote dentro de la realidad.
Mis estertores y estremecimientos se tranquilizan cuando son expulsados a una hoja, cuando de un pensamiento se hacen una realidad escrita. Son como hijos recién nacidos, eso tal vez sea la escritura: un PARTO. Todo mi ser vuelve a la normalidad cuando termino de expulsar una idea o pensamiento, es un parto obligado y natural, como todo parto.
Si no pudiera escribir, el espanto que me embargaría sería tremendo, no podría con mi propio miedo desencadenado por no poder expulsar todo lo que pienso. Sería una especie de automartirio, una inmolación, un suicidio. Si no pudiera escribir terminaría suicidándome. El no escribir sería fatal.

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