EMILIANO ZAPATA Y PANCHO VILLA:
EL REVOLUCIONARIO Y EL GUERRILLERO
Tal vez nunca uno se toma la "molestia" de diferenciar entre estos dos combatientes transformados en mitos, leyendas, ídolos o como se los quiera llamar.
Emiliano Zapata fue un indígena campesino que decidió luchar por lo que le correspondía a su pueblo: las tierras. Obligados a trabajarlas para los terratenientes y latifundistas, los indígenas campesinos vivieron por años y años como esclavos. Gobierno tras gobierno, los pedidos de justicial social, aunque mínimos, se hacían presentes, aunque indefectiblemente no se los escuchaba.
En este ambiente nació Zapata el 8 de agosto de 1879. Comenzó impulsando las tomas de tierras por parte de los campesinos y poco a poco lo fueron identificando como líder de los campesinos, más presisamente: como caudillo.
Zapata sabía que el gobierno no lo escucharía, por lo que optó por tomar las armas; tal vez así le prestarían atención. Los campesinos se comenzaban a plegar a la lucha de este caudillo de gran sombrero (que luego pasaría a ser un símbolo identificatorio de los zapatistas) porque se daban cuenta que su lucha también era la de ellos; después de todo Zapata era un indio campesino.
Junto a Madero logra la revolución en 1911 derrocando al dictador Porfirio Díaz, haciéndose éste cargo del gobierno. Pero despúes de la guerra, cuando la sangre ni siquiera había secado su cauce todavía, Zapata se dió cuenta que la tan esperada Reforma Agraria que él había impulsado, no se llevaba a cabo. Por lo que en 1911 se separa de Madero, se vuelve a levantar en armas y continúa la lucha que él había comenzado pero ahora contra su antiguo "socio".
Zapata desde un primer momento fue un REVOLUCIONARIO con todas las letras. Tomó las armas para conseguir lo que quería, que no era más de lo que merecía, transformásndose así en un guerrillero. Pero aquí recide la principal diferencia entre Zapata y Villa.
Doroteo Arango, más conocido como Pancho Villa, nació en 1878. Ambicioso, audaz y valiente, fue uno de los tantos mejicanos que se plegaron a la lucha campesina contra una política tirana que no los respetaba. Mientras Zapata dominaba el sur del país, Villa comandaba las columnas campesinas-guerrilleras en el norte. Cuando Zapata se separa de Madero, Villa se une a él, porque lo ve como un verdadero combatiente y como la oportunidad de seguir luchando por una causa justa.
Zapata fue desde un primer momento revolucionario y luego pasó a ser guerrillero para llevar la revolución a la victoria. Villa desde un primer momento fue un guerrillero que se transformó en revolucionario al unirse a la causa campesina de Zapata.
Juntos dominaron al país (Zapata por el sur y Villa por el norte). En 1913 en una espectacular campaña guerrillera, Villa logró tomar los poblados de Chihuahua, Ciudad Juárez, Saltillo y otras poblaciones. En 1914 ambos entran en la capital, no sin antes Zapata tomar los poblados de Chilpancingo, Jojutla, Jonacatepec, Cuautla y Villa impone como presidente a Eulalio Gutierrez en lugar de Carranza, quien comienza una contraofensiva contra las tropas villistas, causando la retirada de éstas. Carranza se adueño del país, pero esto no impidió que la lucha campesina siguiera su camino. Obregón, ex guerrillero devenido en militar gubernamental, logró vencer las huestes villistas apresando a su máximo líder en la batalla de Celaya. Cuando Carranza murió en 1920 tratando de sofocar una insurrección de Huerta, éste indultó a Villa quien dicidió retirarse de la política y de la guerra.
Cuando los villistas perdieron, Zapata se retiró a sus tierras en el sur, teniendo el control casi total de la región. Aplicando su célebre lema "la tierra para quien la trabaja", puso en funcionamiento la tan esperada y vapuleada Reforma Agraria.
Para 1915, la Revolución va perdiendo su poder, ésto aumentado por la sangrienta persecución que desata el gobierno carrancista sobre las tropas zapatistas, pero esto no quita que se promulgen más de diez leyes que favorecían a los trabajadores y a la sociedad en general. En 1916, la represión desaforada de Pablo González hace replegar las posiciones zapatistas. En el mismo año se opta por una gran ofensiva por parte de las tropas del "Atila del Sur", causando la retirada de González. En 1918, Zapata se ve bastante asfixiado política y militarmente, por lo que intenta alianzas hasta con contrarevolucionarios. Con la nuevas leyes implantadas, Zapata intentó crear una red de escuelas y servicios públicos. Las columnas zapatistas se ven obligadas a replegar su cuartel general más de una vez; primero pierden Tlaltizapán y se retiran a Tochimilco y luego a Tochimizolco. En 1919 Zapata intenta pasar a su bando al oficial Jesús Guajardo, creyendo que éste estaba peleado con su jefe Pablo González. Pero González intercepta la carta que iba dirigida a Guajardo y la usa para probar la lealtad de su subordinado. Zapata pide una prueba a Guajardo para demostrar que realmente se quería pasar al bando rebelde, éste fusila a un grupo de soldados que le habían dado más de un dolor de cabeza a las tropas zapatistas. Convencido de su accionar, Zapata decide ir al encuentro del militar en un fuerte en Chinameca. Las balas terminaron de escribir la historia.
Después de su muerte se comenzó a especular de que en realidad el muerto no era Zapata, pero como en todo mito o leyenda como ya se había convertido Zapata, va haber quien diga que todavía sigue vivo o nunca lo mataron o es inmortal.
Villa fue liberado por Huerta, luego de haber vencido a Carranza, determinando el momento en que Doroteo terminó con su vida de política-guerra de guerrillas-rebeldía revolucionaria.
La historia pierde de vista a este bravo combatiente, ya que su vida deja de ser "pública". Lo único que se sabe que años después, en 1923, es asesinado por su secretario: Miguel Trillo, desconociéndose sus intenciones.
Con las muertes de Zapata y posteriormente de Villa, el sueño revolucionario y libertario de los indígenas-campesinos desapareció. En gran parte la historia de los latifundistas y los campesinos explotados sigue hoy en día, teniendo como resultado el levantamiento armado en Chiapas el 1º de enero de 1994, por el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN); que no sólo reinvindica la figura de Zapata desde su nombre ("zapatista") sino que tambien levantan la bandera levantada originalmente por él. La bandera de libertad y justicia, la bandera de igualdad para las comunidades indígenas explotadas y despreciadas por siglos y siglos. Una bandera que Zapata y Villa soñaron con ver flamear al viento y que ahora el EZLN en gran parte está logrando hacerla flamear.
Zapata, un verdadero revolucionario, ahora es la figura que personifica la rebeldía india y campesina en las tierras mejicanas. Villa, el guerrillero, es considerado más un complemento de la revolución que un verdadero componente de ella. Villa es más una figura idealizada del tipo de guerrillero que se necesita ser para llevar a la victoria una revolución.
Estas son las diferencias entre estos dos combatientes: el revolucionario que luchaba por "la tierra", por "la madre tierra"; y el guerrillero que luchaba por una buena causa, una causa más que justa. Dos figuras importantísimas en la historia latinoamericana, dos héroes integrantes del gran panteón de los "verdaderos hombres".
febrero-marzo de 1996
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