Caníbal De San Isidro: al misterioso homicida se le adjudican de 3 a 5 crímenes y otros tantos ataques a jóvenes en Argentina y 1972. Acechaba de noche, cerca de la paradas del colectivo 60. Sorprendía a sus víctimas en baldíos o descampados, las sometía por la espalda, les tapaba la boca, las dejaba inconscientes con un golpe y las violaba. Al final, culminaba la acción con un rito atroz: les arrancaba a mordiscones distintas partes del cuerpo.
El caso más resonante ocurrió el miércoles 23 de noviembre de 1972, la víctima fu Diana Goldstein, de 23 años. La chica tenia un pulover rojo y una pollera negra destrozados y le faltaban partes del cuerpo. La autopsia determino que murió estrangulada, tras ser violada a pocas cuadras del lugar donde fue encontrado el cuerpo. Le faltaba un tercio de la lengua, el labio inferior, una parte de una de las mejillas, piel de la mano derecha, en el cuello y la punta de la nariz.
Testigos dijeron que el asesino tenia nariz aguileña, mirada extraviada y estaba peinado hacia taras. Según los investigadores, el asesino era fuerte, de impecable estado atlético, desarrollaba un oficio rudo, trabajaba hasta las 23 porque los ataques se producen después de esa hora y perseguía a las víctimas por los baldíos. Según un forense “mataba por placer. Eso es típico de un asesino en serie”.
Pero el asesino desapareció. Creen que lo abatió la policía. Solo hay una certeza: los asesinos seriales solo dejan de matar cuando están muertos.
Fuente: diario Perfil
El caso más resonante ocurrió el miércoles 23 de noviembre de 1972, la víctima fu Diana Goldstein, de 23 años. La chica tenia un pulover rojo y una pollera negra destrozados y le faltaban partes del cuerpo. La autopsia determino que murió estrangulada, tras ser violada a pocas cuadras del lugar donde fue encontrado el cuerpo. Le faltaba un tercio de la lengua, el labio inferior, una parte de una de las mejillas, piel de la mano derecha, en el cuello y la punta de la nariz.
Testigos dijeron que el asesino tenia nariz aguileña, mirada extraviada y estaba peinado hacia taras. Según los investigadores, el asesino era fuerte, de impecable estado atlético, desarrollaba un oficio rudo, trabajaba hasta las 23 porque los ataques se producen después de esa hora y perseguía a las víctimas por los baldíos. Según un forense “mataba por placer. Eso es típico de un asesino en serie”.
Pero el asesino desapareció. Creen que lo abatió la policía. Solo hay una certeza: los asesinos seriales solo dejan de matar cuando están muertos.
Fuente: diario Perfil
No hay comentarios.:
Publicar un comentario