Se están cumpliendo 40 años del asesinato de un hombre que luchó por sus ideales hasta las últimas consecuencias. Que no le importaba cuánto le pudiera costar o cuánto pudiera sufrir en pos de hacer realidad sus sueños. Fidel Castro un día lo llamó “artista” y eso era, un artista de los sueños, un artista que pensaba que ningún sueño era imposible, un artista que ponía su piel y su alma en cada obra.
Hace 40 años mataban en un pueblito boliviano, al hombre que inspiró a generaciones para que lucharan por lo que les pertenecía, un hombre que le dió contenido a una palabra muchas veces olvidada: “esperanza”.
Hace 40 años lo fusilaban, pero, ¿lo mataron? ¿lograron apagar su sonrisa de justicia y libertad?¿lograron callar su voz que era la de los pobres y oprimidos? Algunos dirán que sí, otros que no. Dirán que fue asimilado por su gran enemigo, el capitalismo-imperialismo, y que hoy nos saluda de infinidad de objetos comerciales. Que su espíritu revolucionario es hoy sólo una moda de márketing comercial. Podrán decir muchas cosas, pero nunca lo podrán hacer desaparecer. Ni años de dictadura, torturas y desapariciones lo pudieron hacer callar.
Hoy está más vivo que nunca, en una remera de cualquier jóven, en una bandera de una hinchada de fútbol, en un póster o en un libro. Está vivo porque lo recordamos, porque su palabra es símbolo de libertad, justicia y dignidad. No se olvida porque la esperanza no muere.
EL ERA ESPERANZA.
40 años después él ES ESPERANZA
Por eso sigue vivo
Por eso no lo mataron
Por eso: HASTA LA VICTORIA SIEMPRE
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